Hoy
arranqué todas tus fotos. Estaban pegadas con cinta adhesiva y se
agarraban maliciosamente a mis dedos mientras intentaba deshacerme de
ellas. Estaba esa en la que sales de perfil, luciendo tu mejor
sonrisa, con ese flequillo tuyo que tanto me gustaba. También la de
aquel viaje a Roma. Otra en la que se ve el mar de fondo, y tú,
hermosa como siempre, posas risueña.
Estoy
contento de que en casi ninguna de ellas aparezca yo. Mejor, así es
menos doloroso. Siempre tuve la sana manía de pegar en esta libreta
todas las fotos que te hacía. Ahora todo es distinto. Hasta he
pensado en tirar la libreta. Pero no, mejor así; así puedo seguir
escribiendo, aunque no sé que voy a escribir ahora que ya no estás.
Ya se me ocurrirá algo...
La
vida se me presenta extraña sin ti, como si me faltara algo, como si me faltaras tú.
He
encontrado la primera foto que nos hicimos juntos. Esa la voy a
quemar. Bueno, es demasiado trabajo hacer un fuego para una sola
foto. Mejor sólo la romperé, y ya veré que hago con los trozos...