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miércoles, 1 de abril de 2015

Demasiado imperfecto

Mi ninfa tierna, donde estarás. Recuerdo que eras de nata, de nata y suave, y dulce, y clara. Yo recorría tu piel como las nubes recorren el cielo. Qué felices hubiésemos sido...
Yo era demasiado imperfecto.

Ahora imagino que otro encontrará tus labios finos en la oscuridad, te tomará de la mano y te robará sonrisas de fresa. Tú le harás caricias, él jugará con tu pelo... Mientras yo te escribo.

Yo era demasiado imperfecto.

Yo solo quería mirarte a los ojos y pasar dos segundos a solas contigo. Nunca sabremos cuanto te hubiese querido.

Ahora eres lejanía, lejanía y desengaño. Yo no me atreví a mirarte a los ojos cuando estuve a solas contigo. Yo, que era simple, normal, mundano, y cobarde a tu lado; me detuve en la perfecta configuración de tus labios. Y después, soñé más abajo, donde mi piel con tu piel se hacía sublime, allí, en aquel valle cálido...

domingo, 11 de enero de 2015

Amarte simplemente

Quiero amarte simplemente, casi sin que importe que tú me ames, y sin que a ti te importe si yo te amo o no. Sí, amar sin riesgos, amar sin miedo; que es la forma más sublime de amar, y a la vez la más baja de todas.

No me hace falta amarte para escribirte, ni siquiera que tú me ames. Sólo con que existas me basta. En tu presencia, que no tiene que ser real ni tampoco física, las letras se juntan solas unas con otras. A veces parece que eres tú quien las ordena. Yo que no soy más que un conductor de piel y sangre, y tú la artista que está detrás de todo.

Este vívido sin vivir tiene su gracia. Este amarnos sin amarnos, este soñarnos sin querernos, este buscarnos sin querernos encontrar. Sólo amarnos sin querer, y sin querer queriendo amarnos; como la forma más baja de amor, o la más sublime de todas.