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lunes, 12 de octubre de 2015

Breve receta para escribirte

Yo para escribirte necesito saber de ti, estar en ti, entrar en ti. Si no se hace extraño, es como saberte entre fuego y agua. Para escribirte hace falta palparte el alma, sumergirse en esa inmensidad tan íntima y secreta tuya. Escribirte es sacarme a racimos el corazón del pecho. Escribirte es adentrarme en el abismo, es abrazar el caos, es renunciar a la cordura, es hacer del fuego hielo, es buscar la dicha en un desvarío. Así, trinchera de la vida, bálsamo y castigo, así de desnudo estoy yo cuando te escribo.

martes, 22 de septiembre de 2015

Se va

Se va. La ves marchar, se aleja y sabes que la pierdes hasta quién sabe cuando. Y entonces ese desasosiego, ese extraño desprendimiento del alma, esa pérdida eterna y momentánea. Tú solo frente a tu inmensidad porque ella se lo ha llevado todo. Se ha llevado su olor, su risa, sus ojos, y a ti. Tú también te has ido con ella y a cambio te ha dejado ese fantasma de pie que espera a que el mundo se pare. Sólo te queda su silueta recortándose en la lejanía hasta que desaparece, hasta que la pierdes, hasta el fin.

Se va llevándose una parte de tu todo, justo esa parte que más necesitas, esa con la que sueñas y te ilusionas; porque ella guarda todos los trocitos de tu corazón aunque no vaya a juntarlos nunca, y tú ya la empiezas a echar de menos desde que llega. Será que sin su presencia no estás entero, será que cuando se marcha un poquito de ti siempre se va con ella.

viernes, 20 de marzo de 2015

Nostalgia

Nostalgia del invierno,
nostalgia de ti.
Nostalgia de tu calor,
de tu corazón helado,
de tus "me quieres",
de tus "no valgo nada".

Carámbano de hielo,
despiadada mujer,
fría y malvada.

Siento nostalgia de ti,
de tus palabras de arpía,
de tus labios rojos,
de tu cuerpo cálido.

Nostalgia de invierno,
de frío, de viento, 
del fuego de tu pecho,
de ti,
del edén de tu centro...

sábado, 1 de noviembre de 2014

Amarnos y nada más

No te gusto, lo sabes; pero no sé porque te empeñas en querer pensar lo contrario. 

Ya me gustaría que fuese así, pero sólo soy tu poeta, tu amante lejano de rostro serio y ojos tristes. Sabes que amarte se me haría imposible, que sólo sé sentir, y nada más. Me consuela un poco pensar que lo intentas, que en tu inmenso corazón has querido hacerle hueco a esta alma extraña, y que tu espíritu es tan claro que caben en él hasta las personas más oscuras.

Amor, sabemos que en un mundo imposible seríamos compatibles; y que ahora sólo nos queda saber que nos amamos, que nos amamos, y nada más.