domingo, 29 de marzo de 2015

Tu canalla

-¿Qué haces?

-Te miro.

-¿Por qué?

-¿Qué pasa, no puedo mirarte?

-¿A qué viene esa sonrisa?

-Tú también sonríes...

-Sí, pero el que me miras eres tú.

-¿Y qué? Te miro porque me gustas.

-¿Y por qué sonríes?

-No sé, tal vez porque te amo.

-¿Y por eso sonríes de esa forma?

-Sí.

-Eres un idiota.

-Sí, tal vez... puede que lo sea.

-¿Siempre te vas a quedar así después de que hagamos el amor?

-¿Acaso no puedo?

-¡Ey, no te rías!

-¿Y tú porqué te acercas?

-Yo no me acerco. Eres tú el que quiere besarme.

-Yo no quiero besarte.

-¡No seas mentiroso!

-Lo estás deseando desde que abriste los ojos.

-¿Y cómo estás tan seguro?

-Porque desde aquí se te escucha el corazón.

-¡Qué gracioso! Te ha quedado muy poético, ¿sabes? Pero he escuchado mucho mejores.

-¡Qué presumida eres!

-Y tú que canalla.

-Tu canalla.

-Eso es lo que tu quisieras.

-Princesa, eso es lo que los dos queremos.

Tu mar de lunares

Si vas a matarme hazlo ya.

Lo último que quiero ver son tus labios rojos. Quiero sentir como esa cicuta de carne femenina se funde con los míos antes de perderte para siempre.

Quiero irme después de haber recorrido todos tus lunares. Quiero llevármelos en la retina y llevármelos en la boca. Entregarme a ti mientras me matas con tus manos mapeando mi cuerpo. Y yo a su ves el tuyo, intentando zafarme en vano de tus caricias.

Entonces tal vez yo contraataque. Tal vez me atreva a enfrentarme a tu forma de hacerme vivir. Necesito que en esta suerte de placentera agonía seas tú la que acabe conmigo. La que hagas que me vaya, ahogado en tu mar de lunares.

viernes, 20 de marzo de 2015

Nostalgia

Nostalgia del invierno,
nostalgia de ti.
Nostalgia de tu calor,
de tu corazón helado,
de tus "me quieres",
de tus "no valgo nada".

Carámbano de hielo,
despiadada mujer,
fría y malvada.

Siento nostalgia de ti,
de tus palabras de arpía,
de tus labios rojos,
de tu cuerpo cálido.

Nostalgia de invierno,
de frío, de viento, 
del fuego de tu pecho,
de ti,
del edén de tu centro...

miércoles, 18 de marzo de 2015

SECRETOS DE PUNTOS SUSPENSIVOS - Cuarta parte: el color... la imagen...

"Puntos suspensivos" estuvo a punto de no tener la imagen que tiene hoy, y cuando digo "imagen", me refiero a ese característico color sepia.

Como logro el efecto del color sepia y que la imagen tenga ese toque "oscuro-luminoso" es un secreto tan secreto que no pienso revelar (al menos de momento). Aunque los que sepan algo de retoque fotográfico no tendrán problemas para adivinarlo.

Sin embargo, sí que os contaré que fue mi hermana la que me asesoró en la "imagen" que le debía dar a la imagen. Los escritores a veces (muchas veces), sólo sabemos hacer eso: escribir. Y muchas veces en las demás cosas nos perdemos. Así que siempre es bueno tener cerca a alguien que sepa y nos pueda ayudar.

Cuando escribí las primeras imágenes las quise subir directamente como salían, sin ningún tipo de "maquillaje", y os puedo asegurar que el resultado era algo HORRIBLE. Obviamente, yo sabía que se veía feísimo, y que aunque la frase pudiese ser buena, ésta no iba a gustar por lo mal que se veía. No se me ocurría como solucionarlo. Suerte que mi hermana (que de imagen y artes gráficas sabe mil veces más que yo) "pasaba por allí" y me ayudó. Cogió el ordenador, cogió mi imagen, y en dos segundos ya había transformado la imagen en el artístico encuadre color sepia que todos conocéis.

Siempre me dais las gracias a mí, pero ella (al igual que cada uno de vosotros) también tiene parte de culpa de que "Puntos suspensivos" sea lo que es hoy. Yo quería crear algo genuino, y ese "genuinidad" (permitidme el palabro) lo conseguí gracias a ella a través de este característico color sepia que tienen todas las imágenes, y gracias a algún que otro efecto más que no puedo revelar. ;)

Así que si no hubiese sido por ella, esta página no sería lo que es. Sería una página llena de frases (algunas más brillantes que otras), en un color feísimo, sin ninguna gracia, tristes, y demasiado simples.

Estoy contentísimo con el resultado, enamorado del color sepia que a veces expresa más que la propia frase, y encantado de que a partir de ahora ese color y ese efecto "oscuro-luminoso" se asocie a "Puntos suspensivos". 

Pero recordad, todo esto estuvo a punto de no ser así...

sábado, 14 de marzo de 2015

SECRETOS DE PUNTOS SUSPENSIVOS - Tercera parte: el nombre...

No tardé mucho en decidir el nombre. Tras escribir las primeras frases me di cuenta de que casi todas las acababa en puntos suspensivos. Todas las dejaba "abiertas", o eran la continuación de otra frase más larga que omitía. Observé que los puntos suspensivos siempre estaban presentes, las frases eran fragmentos de conversaciones más profundas que esperaba que descubrieseis o imaginaseis. Y así empezó la página, y con ese espíritu que se ha mantenido hasta ahora.
Aunque profundizando un poco más, casi que se puede decir que lo mío con los puntos suspensivos es un "vicio". Abuso de ellos, y eso es malo, como todos los excesos. Siempre meto puntos suspensivos en todas partes ( hasta en los mensajes privados que intercambio con vosotros ), lo cual está mal incluso ortográficamente hablando; ya que los puntos suspensivos, al igual que las comas, los puntos y comas, y los puntos, deben ser usados en su justa medida y en su justo momento, lo cual no es fácil.
Así que salvando estas leyes ortográficas, espero que me perdonéis mi "abuso" de los puntos suspensivos. Puede que sin ese abuso nunca hubiese nacido esta página.
NOTA: Curiosamente no he metido puntos suspensivos en este texto.

miércoles, 11 de marzo de 2015

SECRETOS DE PUNTOS SUSPENSIVOS - Segunda parte: la primera frase...

"Merecieron la pena tus ojos azules..." Esa fue la primera frase que subí a esta página el 10 de marzo del año pasado a eso de las ocho, o nueve de la noche. Lo curioso es que no sé si fue esa la primera frase que escribí. En cualquier caso, consideraba que era la más bonita de las que tenía escritas hasta ese momento, y por eso decidí que fuese la primera.

En cuanto a la historia de la frase, pues no tiene mucha, o tiene bastante, según se mire. Resulta que era el primer verso de un poema que había escrito hacía un año (en la primavera del 2013 más o menos) a una vecina. Sí, a habéis leído bien, un poema que le había escrito a una vecina. La inspiración no siempre está en un espectacular atardecer en la cima de una montaña, o contemplando la salida del Sol a la orilla del mar, o en mitad de cualquier bucólico paisaje. La inspiración a veces está en el lugar más cercano e insospechado, en la puerta de enfrente, o en la de al lado. Y eso fue lo que me pasó a mí.
Cuando se tiene "el bicho del escritor" correteando por dentro uno no se detiene ante nada, así que yo, ni corto ni perezoso, como se suele decir, un buen día me decidí a escribirle a esta espléndida mujer. Y le escribí más veces, y más cosas, aunque ella este poema en cuestión nunca lo llegó a ver...
¿Y cómo acabó la historia? Pues la historia acabó en que... en que un año después yo abrí una página de Facebook en la que me puse a escribir frases de amor y desamor, y decidí que el primer verso del poema que le había escrito iba a ser la primera frase en compartir con vosotros. 

SECRETOS DE PUNTOS SUSPENSIVOS - Primera parte: ¿Cómo surgió la idea?

Pues aunque me decidí a abrir la página el día 10, fue unos días antes cuando se me ocurrió la idea. Yo diría que fue alrededor del 7 o el 8 de marzo.

Lo curioso de todo esto fue el lugar donde me vino la idea. No diré que lugar fue, pero fue en un lugar muy cotidiano, muy normal. No fue en un gran museo ni en una espléndida biblioteca, fue durante una mañana en uno de esos lugares cotidianos a los que todos nos vemos obligados a ir de vez en cuando para resolver cuestiones que a ninguno nos gusta.
Con esto quiero decir que no hace falta ser un gran poeta o un gran escritor, ni tampoco hace falta estar rodeados constantemente de un ambiente intelectual o académico (aunque por supuesto que es recomendable y ayuda mucho). Quiero decir que sólo hace falta muchas ganas y esa pizca de vocación que todos los escritores llevamos dentro. Con sólo esos dos ingredientes de la "nada" podemos sacar grandes cosas.
Así que en esas horas o minutos muertos, mientras hacéis cola en el supermercado, mientras esperáis a que os llame el médico en la consulta, mientras os llevan en coche a algún sitio, o esperáis el autobus; en todos esos momentos se os pueden ocurrir grandes ideas, porque Puntos suspensivos surgió en un momento así.
Y así en un lugar cotidiano que nada tiene que ver con la literatura, me vino a la mente la primera frase, y después otra, y después otra. Entonces saqué mi libreta y me puse a apuntarlas. Pensé que sería genial compartirlas con la gente, y entonces decidí a abrir esta página.
¿La historia de la primera frase? Esa os la contaré un poco más adelante...

Química

Fue como un ardor fresco y placentero que empezó a crecer dentro de mí. Era mágico, cautivador, pero a la vez inquietante y extraño, como si una bomba de menta hubiese estallado en mis entrañas, y un vapor frío hubiese subido por mi pecho y se hubiese detenido a medio camino.

¿Estaba nervioso? No, no lo estaba y eso era lo que más me desconcertaba. Aquella sensación estaba limpiando todo mi ser desde el mismo centro. Quería detener el tiempo y dejar mi alma congelada en ese momento.


Es curiosa la manera en que un alma mortal y débil como la mía intenta descubrir el complejo funcionamiento de sus emociones, esos disparos químicos que ponen patas arriba mi cerebro cuando ella está conmigo.

La lluvia se posa

Le escribo a todo lo que no tengo. A ese frescor tuyo en primavera, al calor de tu invierno, a los otoños de humedad y calma.

Junto a ti la lluvia se cae distinta, como unos dedos maestros cayendo con delicadeza sobre las teclas de un piano.

Tú y yo somos de mundos distintos. Tú sabes a rocío, y yo a hierro y a metal corroído. En un mundo irreal seríamos compatibles, en un mundo de invierno y noches heladas donde sólo tuviésemos mi fuego y tu fuego.

En un mundo imposible tal vez me querrías, me amases, y después me echases de menos. Yo no puedo quererte, serías demasiado. Me gusta más llenarte de besos.


Junto a ti la lluvia cae distinta, el otoño es nuestro, y el tiempo es menos tiempo.

Mi morena

A mi morena la querría
aunque fuese rubia.
A mi morena la querría
de todos los colores
y de todas las maneras.

Me encanta el contraste
de su pelo con su piel.
Disfruto como un niño
comparando las distintas
tonalidades de su cuerpo
allí donde cae su cabellera.

Me gusta por perfecta
y me gusta por morena.
Es mi morena
de ojos de miel
y labios de caramelo.
Es ese manjar salvaje,
de lluvia, hojas y madera.