Le escribo a todo lo que no
tengo. A ese frescor tuyo en primavera, al calor de tu invierno, a
los otoños de humedad y calma.
Junto a ti la lluvia se cae
distinta, como unos dedos maestros cayendo con delicadeza sobre las
teclas de un piano.
Tú y yo somos de mundos
distintos. Tú sabes a rocío, y yo a hierro y a metal corroído. En
un mundo irreal seríamos compatibles, en un mundo de invierno y
noches heladas donde sólo tuviésemos mi fuego y tu fuego.
En un mundo imposible tal
vez me querrías, me amases, y después me echases de menos. Yo no
puedo quererte, serías demasiado. Me gusta más llenarte de besos.
Junto a ti la lluvia cae
distinta, el otoño es nuestro, y el tiempo es menos tiempo.
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