Mi
ninfa tierna, donde estarás. Recuerdo que eras de nata, de nata y
suave, y dulce, y clara. Yo recorría tu piel como las nubes recorren
el cielo. Qué felices hubiésemos sido...
Yo
era demasiado imperfecto.
Ahora
imagino que otro encontrará tus labios finos en la oscuridad, te
tomará de la mano y te robará sonrisas de fresa. Tú le harás
caricias, él jugará con tu pelo... Mientras yo te escribo.
Yo
era demasiado imperfecto.
Yo
solo quería mirarte a los ojos y pasar dos segundos a solas contigo.
Nunca sabremos cuanto te hubiese querido.
Ahora
eres lejanía, lejanía y desengaño. Yo no me atreví a mirarte a
los ojos cuando estuve a solas contigo. Yo, que era simple, normal,
mundano, y cobarde a tu lado; me detuve en la perfecta configuración
de tus labios. Y después, soñé más abajo, donde mi piel con tu
piel se hacía sublime, allí, en aquel valle cálido...
No hay comentarios :
Publicar un comentario