¡Se ha ido! ¡Y ahora qué va a hacer
ella con mis versos! ¡Qué va a quedar de mí! ¡Qué va a ser de
nosotros! Tal vez no recuerde que sigo aquí y que no puedo vivir sin
ella. Quizás vuelva añorando mis letras. Quizás me sueñe, quizás
me ame. Mientras tanto yo la espero. Yo la espero y sueño sus manos.
Yo la espero y velo su ausencia. Aquí donde duele me acuerdo de
ella. Aquí donde escribo la encuentro, firme y agradable entre mis
dedos. Ahora, que se ha marchado y me ha dejado a solas con sus
versos.
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