Bueno, era inevitable. Sabías que iba
a pasar. Tarde o temprano ocurriría. Después de todo, quién eras
tú. Tú eras triste y débil. Ella no se merecía alguien así. Ella
se merecía a alguien que la sacase a bailar, que la llevase al mar
por la noche, que pudiera mirarla a los ojos sin sentirse inferior.
Ahora se ha ido. Ahora será feliz. Tú debes seguir tu camino. Era
inevitable y lo estabas esperando. No puedes culparla, ¡cómo
hacerlo! Después de todo, quien eras tú. Ella se merecía a alguien
que fuese más que versos.
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