domingo, 25 de octubre de 2015

Ya no era

Y entonces apareció como para querer despedirse de mí. Pero yo sabía que no estaba, yo sabía que no era ella; aunque me sonriese con la misma boca, aunque me mirase con sus mismos ojos. Era otra con su mismo encanto, con su misma cara, con su misma mirada viva, como si nada hubiese sucedido. Como si no fuera a marcharse, como si no se hubiese marchado.

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