Es fría
y maravillosa como tú. Su rectitud me recuerda a tus labios. Yo la
tomo entre mis manos y siento como el calor de tu piel pasa a mis
dedos. Cuando estamos a solas construimos fantasías. Por ejemplo,
yo la tomo suavemente y los dos nos deslizamos rozando las sábanas y
tatuando de azul el papel. A veces, cuando ella descansa yo te sigo
soñando en sueños de tinta y carne. Yo la guardo como guardo tus
besos, como abrazo tu cuerpo, frío, recto, y de plata.
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