Los
abrazos son para quién pueda darlos. Yo, como no tengo brazos,
escribo porque no conozco otra forma de amar. Tal vez pienses que
contigo sería distinto, que te tomaría de la mano y te llevaría a
donde el día cambia de nombre. Pero yo, que no tengo brazos, sólo
consigo amarte en una maraña de letras. Así tú te vuelves sutil,
fina, de polvo y papel; y yo, que no tengo brazos, te escribo porque
es la única forma de amarte que sé.
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
No hay comentarios :
Publicar un comentario