Paradigma
de juventud,
muchacha dichosa,
porqué me gustarán
tanto esos ojos,
esa nariz, esos labios,
esa tierna existencia
tuya.
Te quiero
tanto, amor;
niña, te quise
tanto.
Qué será ahora
de todo.
Tú, mi preciosa,
hallarás la dicha
en otros lugares,
y en brazos de otro.
Todo eso que yo
no te supe dar,
el poeta nunca
sabe nada.
Yo, así como soy,
la sombra que de mí
recuerdas, yo,
ese manojo de letras
extrañas seguirá
aquí, yo no me voy.
Aquí sin ti
como antes cuando
estabas.
Qué tierna,
que triste te marchaste,
gracias que te
robé la última
de tus sonrisas,
tú, la cosa más
bonita que vi
desde aquel agosto.
No hay comentarios :
Publicar un comentario