Será para siempre,
amor, será sin ti.
Ya no más tú.
Madrugar, qué
triste rutina,
tan duro pensar
que ya no estás.
No más saludos,
no más, ya nada
de ti. Ahora
quién será.
Ahora sin ti,
si nada.
No todo, la nada,
y para siempre,
qué frío,
sabíamos
que llegaría el invierno.
Qué frío.
De pesar mis manos
tiritan, como
fulgores del cielo,
como llamas,
brasas extintas
que se consumen
ausentes,
de ausencia se
agitan y me duelen.
¡Qué frío, amor,
qué frío!
Nunca pensé
verte ir tan
pronto,
qué duro,
sonrisa de azúcar,
este veintisiete
de noviembre.
No hay comentarios :
Publicar un comentario