Mágico y doloroso. Como un rayo que te parte por la mitad para luego descubrir que sigues vivo. Esa descarga eléctrica que te sube y baja del cielo. Es tan solo rozarte y explota mi mundo, el único en el que habito, el único que tengo. Todo se reduce a ese incómodo y placentero escalofrío, a esa lluvia de hormigas que me recorre todo el cuerpo. Así, sintiendo ese salvaje y brutal torbellino, doblándome por la mitad y recomponiéndome.
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